Platillos mexicanos hechos con animales exóticos
La comida mexicana es una de las principales razones por las que nos sentimos orgullosos de pertenecer a este bello país. Es una tradición centenaria derivada del rico mestizaje que cubrió a nuestro país y ha deleitado paladares alrededor del mundo, convirtiéndose en un objeto de deseo para personas de cualquier nacionalidad, e incluso ha sido nombrado patrimonio de la humanidad. La infinita diversidad de platillos y presentaciones la convierten en algo único, y un factor elemental son los ingredientes,.
Estamos acostumbrados a que la mayoría de los platillos lleven maíz (y sus derivados), verduras, frutos y legumbres del viejo y el nuevo mundo; pero a veces la comida mexicana contiene ingredientes exóticos, recién sacados del reino animal. En México se consumen alrededor de mil 800 especies de insectos en platillos típicos y gourmet que nos invitan a romper nuestros paradigmas, superar nuestros miedos y probar los mejores manjares. A continuación te presentamos siete de los animales más exóticos utilizados para la preparación de platillos típicos mexicanos.
Jumiles
En la legendaria ciudad de Taxco, al sur de la Ciudad de México, los jumiles son insectos voladores que son removidos de la montaña, metidos en un taco y aderezados con limón. Al morderlos aún se puede sentir el movimiento de estos insectos en forma de pequeños escarabajos, pues aun sin cabeza tienen la capacidad de sacudirse. Además de tener un fuerte sabor, tienen un aroma singular que ya será suficiente excusa para evitar probarlos, pero los mismos químicos que lo producen son los causantes de su efecto analgésico. En temporada de jumiles, el mejor lugar para probarlos es la Pozolería Tía Calla, en Taxco.
Alacranes
Este temido arácnido es consumido en el estado de Durango, principalmente a causa de la apertura del restaurante “Raíces”, un restaurante cuyo concepto se basa en la comida típica duranguense, donde el alacrán es el protagonista. Sergio Ávila, el chef y fundador, nombrado el “Rey alacrán”, afirma que los alanes tienen propiedades curativas, además de un exquisito sabor y alto contenido proteínico.
También es común encontrarlos en la península de Yucatán, donde los locales colocan cubetas de agua al lado de la cama para evitar que los escorpiones los atormenten mientras duermen. Para consumirlos, los alacranes son colocados en brochetas caramelizadas.
Armadillo
En la ciudad de Juchitlan, Jalisco, el armadillo es un platillo muy popular entre los habitantes y ahora entre los turistas. A pesar de la dificultad que implica encontrarlo y cazarlo, el armadillo es parte de la comida tradicional de la región desde la época de los zapotecas. El procedimiento de preparación es sofisticado y requiere de varias horas: En primer lugar, se lleva a cabo la laboriosa tarea de remoción de la piel del caparazón del armadillo; después, es marinado en una mezcla de achiote, limón y sal; y por último asado. Es llamado el platillo de las siete carnes porque el sabor puede ser comparado con carne de pollo, de puerco, de conejo, entre otros animales.
Escarabajos
Existen ochenta y ocho especies de escarabajos en México. El que es más usado para el consumo humano es el chahui, el que crece en las plantas de frijol y en los árboles de mesquite. El chahui tiene un sabor amargo que desaparece cuando está bien cocido, lo que le da un sabor más agradable al paladar. Los escarabajos son un platillo de lujo en Hidalgo, Tabasco, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Chiapas y Nayarit, donde son consumidos solos o con limón y sal.
Víbora de cascabel
En Durango también podemos encontrar un exótico platillo que incluye este peligroso reptil en un taco. Desde hace ya varias décadas, en la medicina tradicional del norte de México, el veneno de la víbora ha sido utilizado con propósitos médicos y en controladas cantidades; pues se asegura que tiene propiedades anticancerígenas. De acuerdo al chef Sergio Ávila, si el procedimiento de extracción del veneno y cocción no es llevado a cabo correctamente, puede provocar la muerte.
Cuchamás
Estas orugas verdes secas representan más para la población de Zapotitlán que sólo un insecto. Hay familias que han dependido económicamente por generaciones y generaciones de la recolección de las orugas y de su venta en mercados. Este intercambio tiene años de tradición, pues se lleva a cabo desde la época de los popolocas. Hoy se encuentran en el mercado de San Sebastián Zinacatepec, en Puebla, y son consumidos como una botana acompañados de chile de árbol, cebolla, limón, o en taco, pues se presume que no contienen colesterol y son bajos en grasas.
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