Andrés Johnson: De la Risa al Trauma y de Regreso
Andrés G. Johnson no le teme ni al algoritmo, ni al trauma, ni a contar que sus peces se murieron de tanto nadar. Con humor sin filtros y frases que podrían ser stickers de terapia, el creador sonorense nos abre su mente entre recuerdos, salud mental y una nostalgia rara pero deliciosa. Spoiler: sí, borraron su cuenta y salió ganando.
Por: El Poderoso Dave
Foto: Juan Castillo
Hair & Make up: Edw Beauty
Styling: Ro García
Locación: Casa Comex
Si tu vida fuera un TikTok sin editar, ¿qué escena pondrías como advertencia antes de que empiece?
Parece broma, pero esta es mi vida. Yo creo que así empezaría.
¿Alguna vez dijiste “esto va a ser solo un video X” y terminó siendo tu sello personal?
Creo yo que los disfraces… porque lo subí porque “ja ja qué risa hacer esto” y así funcionó. Y pues creo que ya se quedó.
¿Has borrado o dejado de subir algo por miedo a que no dé risa, o tú subes y que tiemble el algoritmo?
Sí me ha pasado. Me da miedo porque de la nada las plataformas me banean un poco… pero igual sigo subiendo, la verdad. O sea, subo con miedo.
¿Cuál ha sido el error más afortunado en tu carrera digital?
Hace como cuatro años, creo, me borraron la cuenta de Instagram. Me volví loco porque tenía como 250,000 seguidores. Abrí otra cuenta… y me empezó a ir mejor con esa segunda. Entonces yo creo que eso me ayudó un poco.
¿Hay algo que ya no te atreves a decir en redes porque sabes que se lo van a tomar en serio aunque sea broma?
Todo. Cada vez que subo un video me persigo y digo “que esta no sea mi cancelación, por favor”. Pero es que la gente tiene que entender que es un chiste. ¡Oye! ¡Es una bromita!
¿Qué te dice más de una persona: lo que se ríe o lo que no se ríe?
Lo que no se ríe. Para que seamos amigos tu y yo, tendrías que reírte de cosas muy malas, siento yo.
¿Tu humor te ha salvado más veces de la tristeza o te ha metido en más pedos?
Me ha salvado más de tristeza, sí. Me ha metido en pedos, no les voy a decir que no… pero hemos sabido salir de ahí. Hemos sabido superar esto.
¿Qué parte de ti sigue siendo la misma desde tu primer video y cuál te sorprende que ya no existe?
La vergüenza. Sorprende que ya no existe. Antes decía “¡ay, me veo bien feo, no lo quiero subir!” Y ahorita es como “ay me veo feo, pues X, es lo que hay. Si quieres comer, sírvete.”
¿Cómo decides si algo que vives va a TikTok, se queda en terapia o se vuelve anécdota privada?
Depende de qué tan PG-13 puede ser. Hay muchas cosas que no cuento porque oye… también no me tengo que pisotear tanto. También tengo una vida, también tengo que conseguir marido algún día.
¿Has tenido alguna cruda emocional después de un boom de likes?
Sí, claro que sí. A veces me pasa que digo “no debería reírme de esto” y… me río. Y luego me dicen “eso no está bien, ¿sabías que esa persona tiene cáncer terminal?” Y es de que… ay, pues no sabía, ¿sabes? Ya no da tanta risa. Pero sí me pasa eso.
¿Quién es la celebridad más random que te ha escrito por DM?
La Rosalía. Creo que la Rosalía. O sea… mi carrera ya no llega más arriba. Hasta ahí. ¿Qué hay más arriba de la Rosalía? Nada. No me acuerdo por qué me mandó mensaje y yo peringando. Es que yo también: “¡dame boletos para tu concierto!”
¿Qué te gustaría que pasara si un día desaparecieran todas tus redes? ¿Quién seguirías siendo?
Seguiría creando arte. Y tengo un negocio que se llama Por Kilo, entonces seguiría con el negocio, supongo yo. Quiero pensar.
¿A qué persona ficticia le confiarías tus redes por un día?
A Lupita… de Mentiras. Siento que lo haría padre.
Si inventaras una red social nueva, ¿cómo se llamaría y qué estaría prohibido postear?
Se llamaría Sé tú, ¿sabes? Algo así. Pero no puedes postear nada de belleza. Nada de “qué bonita me veo”. No me importa. No lo subas aquí.
¿Qué le dirías a Andrés del 2016 si pudieras mandarle una nota de voz de 5 segundos?
Nada. No diría nada. A lo mejor los números de la lotería… no es cierto, no diría nada. Pienso tanto en esto cuando me acuesto en las noches. Si cambio algo de mi pasado —lo más mínimo— no estaría donde estoy ahorita. Y estoy muy feliz donde estoy ahorita, entonces no quisiera cambiar absolutamente nada.
¿Qué emoción crees que te ha hecho más chistoso: la tristeza, el coraje o la vergüenza ajena?
La tristeza. Cien por ciento la tristeza. Pena ajena puede ser… pero no tanto. Siento que más tristeza.
¿Hay algún recuerdo de infancia que aún te hace reír solo cuando lo cuentas, pero que en el momento fue una tragedia?
Hacía cosas muy raras cuando estaba chiquito. Yo no me acuerdo mucho, tengo la memoria muy bloqueada. Desde… me empiezo a acordar en secundaria. Ya hablé con el psicólogo, no es nada grave, nomás tengo muy mala memoria. Pero una vez saqué a todos los peces de la pecera. Teníamos pececitos, y los saqué porque creí que estaban cansados de nadar. Y se murieron. Cero me reí. Pero pues siento que es padre, o sea… ¿sabes?
Cuando hablas de salud mental en tus videos, ¿es más para ti o para la gente que te sigue?
Para la gente que me sigue. Y para mí también. O sea, es un recordatorio de “no es tan serio, no te tomes la vida tan en serio, no pasa nada. Vamos a estar un ratito aquí, y hay que disfrutar”, ¿sabes?
¿Cuál ha sido tu momento “esto ya no es chiste, necesito bajarle dos rayitas” en tu vida personal?
Ay, mis relaciones amorosas. Yo suelo tener relaciones amorosas muy… no muy turbias, eh, pero suele pasar ahí dramitas por lo general. Entonces digo: uf.
¿A qué edad empezaste a usar el humor como mecanismo de defensa, y cuándo se volvió tu estrategia de vida?
Creo que en secundaria. Cuando se reían de mí porque yo era gordo y era gay. O sea, yo… todas las batallas al mismo tiempo, ¿sabes? Entonces se reían de mí, pero yo también sabía qué contestar. Luego se dejaron de meter conmigo porque les contestaba. Y desde ahí lo empecé a tomar.
¿Hay alguna canción, frase o película que te dé un microinfarto de nostalgia?
No sé por qué, Valentine de Pentatonix me hace recordar de una época donde vivía en un lugar muy frío, que nevaba mucho. Me transporta a ese lugar. Me gusta mucho. Y Je te laisserai des mots de Patrick Watson —que está en francés— es tan triste, güey. Es tan triste y la paso tan mal cuando la escucho, pero me gusta mucho.
Cuando te sientes bajoneado, ¿hay algo muy tuyo que siempre te levanta el ánimo aunque sea tantito?
Dibujar. Me pongo a dibujar o escribir… pero me hundo más, oye. Pero es que me hundo más y luego como que ya salgo del hoyo, ¿sabes? Me pasa mucho eso.
Si hicieras un kit de primeros auxilios emocionales, ¿qué tres cosas llevarías sí o sí?
Un celular para poner música —eso es de regla—, un cuaderno para escribir lo que estoy sintiendo, y a lo mejor algo de comida. Pero no te hundes en la comida, ¿sabes? O sea, no agarres la comida de salvavidas. También es importante.
¿Te has sentido alguna vez preso del personaje que creaste en redes? ¿Qué haces cuando no quieres ser gracioso ni un segundo?
Es que no es tanto un personaje, oigan. De verdad sí soy muy así. Pero la gente espera… depende. O sea, no voy a andar con las chichis falsas y tacones en la calle, pues, obviamente no. Jamás. Pero lo sarcástico y así, así vivo en mi día a día. Tengo que agarrar confianza, porque la gente me dice: “eres muy serio en persona”, pero es porque no tengo confianza todavía. Tardo en agarrar confianza. Además ya tengo el precedente de ser muy cancelado, o sea… muy cancelable en las cosas que digo. Entonces no voy a decir lo que pienso.
¿Y qué haces cuando simplemente no quieres ser gracioso?
Pues no lo soy. Me doy un ratito para llorar. Se vale, oigan.
¿Qué parte de ti esperas que nunca se pierda aunque crezcas, cambies o dejes de grabar videos?
El sentido del humor. Espero que nunca se vaya. Porque luego conoces a gente… por lo general conoces a gente adulta —¿por qué digo gente adulta si tengo 30 años, güey?—, pero bueno. A veces conoces a gente de 50 años y están muy amargados. Y es como que… o sea, no quiero que me pase eso.Sé que la vida es difícil, güey. Hay mucha gente que no la pasa tan bien. Pero tratar de que no se vaya eso… no sé, me gustaría eso.
Andrés G. Johnson no pretende ser un gurú, ni un personaje, ni una inspiración. Solo es alguien que ha aprendido a reírse en voz alta de lo que muchos preferimos callar. Entre videos que se sienten como catarsis compartida, y frases que podrían estar en stickers de WhatsApp o en terapia grupal, Andrés le ha puesto voz (y filtro de sarcasmo) a toda una generación emocionalmente cansada, pero con ganas de seguir creando. Siempre él. Así, sin editar.