Rockstud Icono Eterno
Cuando pensábamos que The Devil Wears Prada 2 no podía sorprendernos más, Meryl Streep aparece como la gran Miranda Priestly y lo hace calzando los Rockstud de Valentino Garavani. Sí, esos mismos pumps icónicos que dominaron la década, volvieron a la pantalla grande para recordarnos que hay modas… y hay leyendas.
Y honestamente, pocas cosas gritan poder silencioso como la mirada de Miranda + el tintineo elegante de unos tacones Rockstud entrando en escena. Literalmente cinematográfico.

Rockstud y el regreso del poder
Lo sabemos: cuando algo regresa a la cultura pop, no es casualidad. La aparición de los Rockstud en el primer preview de la secuela es una confirmación estética de que los clásicos nunca mueren, solo evolucionan. En esta nueva entrega, el zapato estrella de Valentino vuelve a posicionarse como una pieza clave para entender cómo la moda puede narrar personalidad, estatus y hasta evolución emocional de un personaje.
Además, desde 2024 con Alessandro Michele al mando creativo, Valentino ha reescrito códigos, abrazando la extravagancia romántica y ese maximalismo chic que hace que los Rockstud se sientan más vigentes que nunca. No es solo nostalgia: es una relectura con intención.
Por eso, no sorprende que Miranda Priestly —símbolo absoluto del fashion authority— sea el vehículo perfecto para reintroducirlos al mainstream.

Rockstud como declaración cultural
Para empezar, lo que logra esta aparición en The Devil Wears Prada 2 va más allá de un simple momento de product placement; se convierte en un statement cultural. Los Rockstud ya eran emblemáticos, pero su llegada al cine en pleno 2025 les regala un segundo aire mediático que los vuelve a poner en el centro de la conversación fashionista.
Además, Valentino viene reforzando su raíz Couture con una visión centrada en las personas —sí, muy 2025 energy— y eso se nota en cómo proyectos como este conectan con audiencias que valoran tanto la tradición como la autenticidad. Entre la herencia de la maison y la sensibilidad moderna de Michele, los Rockstud aparecen como el puente perfecto entre ambos mundos.
Finalmente, este momento también redefine cómo entendemos los “accesorios protagonistas”. Ya no son solo complementos, sino relatos paralelos que expanden la narrativa visual de quienes los llevan. Y si hay alguien capaz de convertir unos zapatos en una línea argumental, es Miranda Priestly.
