Alfonso La Cruz: el arte de ser libre
En el universo del pop urbano, hay voces que no solo cantan, sino que también resisten, sanan y transforman. Una de ellas es la de Alfonso La Cruz, cantante venezolano que encontró en España el escenario ideal para explorar su identidad, reinventarse como artista y alzar la voz en nombre del amor, el deseo y la libertad. Tras su participación en Operación Triunfo, Alfonso dejó atrás al chico que soñaba con ser escuchado para convertirse en La Cruz, un alter ego artístico desde el que ha construido un discurso musical honesto, colorido y profundamente conectado con su verdad.
Por: El Poderoso Dave
Foto: Charlie Amateco
Grooming: Alberto Campos
Styling: El Poderoso Dave
Modelos: Jimmy, Alberto Elizalde x Crom Agency y Marco Cordero Murillo.
En un contexto musical donde aún hay caminos por abrir, La Cruz ha logrado colocarse como un referente queer en una industria que, aunque cada vez más inclusiva, todavía carga prejuicios y limitaciones. Por eso, tenerlo en nuestra portada este mes del Pride es más que un statement: es un homenaje a la valentía, a la representación y al poder de un artista que no teme mostrarse tal cual es.
¿Cuál fue el momento exacto ya estando en España en el que sentiste que habías dejado de ser Alfonso para convertirte en La Cruz?
Luego de mi participación en Operación Triunfo, el reality show, todos conocieron a Alfonso La Cruz y, al pasar el tiempo, yo fui descubriéndome yendo al estudio, descubriendo sonidos, descubriendo conceptos. Ahí fue que tomé la decisión de que La Cruz, como alter ego, era perfecto para mi proyecto.
¿Qué tan presentes están tus raíces venezolanas en lo que haces hoy?
Mis raíces venezolanas siempre me representan a todos lados que voy. Intento al máximo conservar esa esencia de mi gente y espero seguir haciéndolo con el tiempo. No me pesa, incluso me salva. Cada vez que llego a un sitio y estoy rodeado de gente de mi país, me siento súper cómodo y feliz. Obviamente me he adaptado a muchísimas culturas, he descubierto muchas gracias a lo que me dedico, pero la venezolana siempre es la número uno en mi corazón. Muy difícil que eso cambie.
¿Qué parte de ti aún se resiste a mostrarse en las canciones aunque sepas que sería poderosa?
Wow, siempre los fans por redes me piden música para el corazón. Hasta ahora he sacado canciones que reflejan más la fiesta, la diversión, el party, algo más jocoso. Pero en el nuevo álbum que estamos preparando, sí estoy queriendo sensibilizarme y mostrar una fase más amorosa, más romántica, algo con lo que también se pueda sentir identificada toda la comunidad que me sigue.
¿Cómo manejas el contraste entre la validación que dan las redes y el silencio que llega cuando te termina un show o una grabación?
El contraste entre las redes sociales y el silencio es algo que hay que aprender a manejar. Yo intento centrarme en lo bueno, en lo que aporto como persona. En los momentos de silencio busco el amor de mi familia, mis amigos y mi equipo de trabajo. Eso es lo que más me llena. Intento tener presente que no es un momento de soledad como tal, sino uno de reflexión. Después de largos ensayos y shows viene un fin, y en ese fin intento ver lo positivo, mejorar lo que no salió tan bien, pero sobre todo, no dejar que el silencio le gane a la pasión.
¿Sientes que cantar sobre el deseo y el amor entre hombres en un beat de reggaetón sigue siendo un acto político o ya es simplemente amor?
Sí, es un acto político, y es necesario. Parte de la sociedad todavía discrimina y lo ve como algo malo, cuando todo se hace desde el amor y el respeto. La música es arte, y el arte es libre de expresarse. Yo hago lo que vivo, lo que imagino vivir, y soy una persona libre que disfruta de hacer la música que quiere y de expresar lo que siente.
¿Cómo decides hasta dónde llevar la provocación? ¿Existe una línea entre lo atrevido y lo gratuito para ti?
Sinceramente, no le doy mucha cabeza. Disfruto el proceso creativo. Siempre digo que las canciones son como las películas, cada guión es diferente y tiene su público. Para mí, lo más importante es disfrutar cuando estoy en el estudio, en la parte creativa, en lo visual, y que la gente pueda ver un trabajo distinto. Al final es entretenimiento y se trata de disfrutarlo.
¿Qué visual o performance no has hecho todavía por miedo o por respeto? ¿Qué te gustaría hacer algún día?
Me encantaría escribir sobre un niño que siente represión por no salir del armario. Hablar de ese proceso, del temor de expresar el amor que sentimos cuando estamos descubriéndonos. Ese sentimiento de verdad que está ahí desde niños, pero que el prejuicio social te impide vivir libremente. Estoy buscando la canción correcta para hacerlo bien, que se vea lindo y tenga un mensaje social que pueda marcar.
¿Qué canción tuya nació de una emoción que hoy ya no reconoces?
Podría decirte varias, porque las canciones son sentimientos que expresas y luego dejas ahí. Pero puedo hablar de Precipicio, que es una canción muy personal del álbum Haguaira. Ese sentimiento ya no existe en mí, pero tuve la oportunidad de estrenarlo hace mucho tiempo y ahí quedó.
¿Hay alguna canción que hayas sentido demasiado personal y después hayas pensado “tal vez nadie debería escuchar esto”?
Muchísimas. En el proceso creativo hay momentos de bloqueo en los que piensas si una canción puede impactar o conectar con tus fans. Para eso está el trabajo en equipo: escuchamos música juntos, elegimos lo que es correcto para el proyecto y buscamos lo más favorable.
¿Eres más controlador o más caótico al componer? ¿Te dejas poseer por el beat o lo dominas tú?
Yo me dejo poseer por el beat. Esa es la magia de la música: conseguir el ritmo correcto, el vibe correcto, y dejar que te lleve. Buscar una historia que identifique ese momento y escribir algo real. La gente conecta con lo real.
¿Qué tipo de conversación te gustaría que tu música provocara dentro de 10 años?
Me gustaría que, más que provocar una conversación, se escuche con naturalidad. Que no sorprenda escuchar letras de un hombre abiertamente gay. Que la sociedad dé ese paso adelante. El amor es libre y es válido para todos.
¿Cómo crees que evolucionará la masculinidad queer en la música urbana en los próximos años y cuál es tu rol ahí?
Creo que va a evolucionar mucho. Incluso dentro del colectivo hay prejuicios sobre lo masculino, como si fuera una máscara. Yo creo que todos tenemos una parte masculina y femenina, y cada quien expresa lo que quiere. A mí me encanta la masculinidad, y siento que lo que hago puede servir de referencia para otras personas del colectivo que piensan igual. Espero que la masculinidad también sea aceptada y no vista como algo negativo.
Si pudieras dejar una nota de voz a la generación que viene detrás, ¿qué diría?
Les diría que se sientan libres haciendo lo que aman, lo que les apasiona. Que todo lo que se hace con amor y respeto es válido. No hay que sentarse a escuchar malos comentarios ni darles importancia. Nosotros somos nuestra única competencia y tenemos que evolucionar día a día. Nadie tiene derecho a detenerte por tu gusto, sexualidad, color, raza o género. La libertad y el amor van de la mano, y eso es lo que domina en el arte.
En un mundo donde aún se lucha por ser aceptado, artistas como La Cruz nos recuerdan que el orgullo no es solo una bandera, sino una forma de vida. Su voz, que vibra entre beats latinos, letras sinceras y una estética poderosa, representa a toda una generación que exige ser vista, amada y celebrada tal cual es. En este mes del Pride, su presencia en nuestra portada no es solo un honor: es una declaración. Porque el arte transforma, el amor resiste y el orgullo… siempre brilla. 🏳️🌈