Nikon Z R: cine sin límites
Como alguien que vive entre cámaras, ópticas y noches enteras editando material, no puedo evitar emocionarme cuando aparece una herramienta que parece escrita para quienes amamos contar historias en imágenes. La nueva Nikon Z R, nacida de la alianza entre Nikon y RED Digital Cinema, es justo eso: una pieza que promete cambiar la forma en que pensamos la cinematografía independiente y profesional.
Más que un lanzamiento, es el inicio de un nuevo capítulo para Nikon: su primera cámara de cine de la serie Z Cinema, diseñada para cineastas que buscan calidad cinematográfica, pero sin hipotecar la vida.
Nikon Z R: la revolución que esperábamos
Lo primero que me atrapó fue su versatilidad. La Nikon Z R puede grabar hasta 6K/60p en RAW de 12 bits con el nuevo formato R3D NE1, basado en la ciencia de color legendaria de RED. Eso significa rango dinámico de más de 15 pasos, pieles que se ven naturales y colores que respiran verdad. Para quienes hacemos multicámara, la coincidencia de color entre equipos es un alivio invaluable.
La pantalla LCD de 4 pulgadas en DCI-P3 es brillante incluso bajo sol directo, y con ella se acaba la necesidad de monitores externos en ciertos rodajes. Súmale audio de 32 bits flotante con micrófonos integrados y externos —más la magia de OZO Audio— y tienes un combo en el que la imagen y el sonido se sienten diseñados para coexistir sin fricciones.
Diseño, potencia y resistencia para cineastas
La cámara pesa apenas 1.19 lb y hereda la robustez de la Nikon Z 6III con chasis de magnesio. Además, su diseño sin ventilador disipa calor silenciosamente, permitiendo grabaciones de hasta 125 minutos sin cortes. Es el tipo de detalle que uno valora cuando se graba un concierto, un documental en exteriores o una entrevista eterna.
Enfoque automático con IA, detección de sujetos minúsculos, IBIS de 7.5 pasos, compatibilidad con LUTs cargables y hasta un modo cinematográfico que ajusta todo para un look RED inmediato: cada feature está pensado en facilitar la vida de quienes vemos la técnica como un aliado, no como un obstáculo.
Lo que más me entusiasma es que la Nikon Z R no busca imitar a las grandes cámaras de set, sino abrir un espacio nuevo: un híbrido de potencia, portabilidad y accesibilidad. Es un recordatorio de que el cine ya no pertenece solo a grandes estudios; está en manos de quienes quieren crear. Y con herramientas como esta, esas manos pueden contar historias con la misma grandeza que siempre soñaron.