Zoé en la Cineteca: una noche mágica que nos voló la cabeza
Lo de anoche en la Cineteca Nacional no fue solo una proyección: fue una misa, un ritual, una reunión de almas que compartimos el mismo idioma llamado Zoé. El “Concierto 201107” se sintió como si nos hubieran abierto un portal directo a la mejor época de nuestras vidas. Más de 3,000 personas adentro y miles más afuera confirmamos lo que ya sabíamos: Zoé no es solo una banda, es un sentimiento colectivo.
Cuando arrancaron los primeros acordes de “Dead”, la sala se transformó en estadio. Todos de pie, gritando con lágrimas en los ojos, como si León estuviera frente a nosotros. Y cuando llegó “Love”, fue imposible no quebrarse. Esa rola que tantas veces nos acompañó en amores, en viajes, en momentos de pura introspección, sonaba en un cine, pero se sentía en el pecho como si fuera en vivo.
Zoé en la Cineteca: más allá de la música
Lo más mágico fue ver cómo Zoé une generaciones. Ahí estaban morr@s que descubrieron a la banda hace poco, cantando al mismo nivel que los que la seguimos desde Rocanlover o Memo Rex. La energía era tan fuerte que hasta parecía que todos estábamos conectados por un mismo cable invisible.
Zoé siempre ha sido eso: una experiencia sensorial que va más allá de los discos y los escenarios. Es cerrar los ojos y dejarte llevar por las atmósferas de “No me destruyas”, es sentir cómo “Soñé” te acaricia el alma, es darte cuenta de que no importa la edad ni el momento, siempre hay una canción de Zoé que parece escrita para ti.
Lo que viene: una locura
Y esto, lo de anoche, fue apenas el calentamiento. Porque la próxima semana llegan cinco fechas sold out en el Estadio GNP, y ya podemos imaginar la magnitud de lo que se va a vivir. Si en un cine la vibra fue así de brutal, imagina lo que será cuando decenas de miles de gargantas se unan para cantar “Labios rotos” o “Vía Láctea” bajo el cielo abierto.
El FOMO está destruyendo a quienes no fueron, y los que sí estuvimos todavía no procesamos todo. Zoé no solo reafirmó su estatus de leyenda: nos recordó por qué marcó a una generación entera y sigue conquistando a nuevas.
No es exageración decirlo: Zoé es religión. Y anoche en la Cineteca, todxs fuimos parte de esa ceremonia.