Caza de brujas: Guadagnino regresa con un thriller moral
Luca Guadagnino, el director italiano que nos hizo suspirar con Call Me by Your Name, se ha convertido con los años en una de las voces más lúcidas del cine contemporáneo, capaz de mezclar estética, emoción y cuestionamientos éticos en igual medida. Su nueva película Caza de brujas (título original After the Hunt) lo confirma: es una historia situada en el mundo universitario que explora poder, culpa, secretos y la tensión entre lo que se ve y lo que se oculta.
La trama se centra en Alma Anville (Julia Roberts), una profesora respetada que vive una crisis inesperada cuando Maggie Price (Ayo Edebiri), una estudiante estrella, acusa a otro miembro del departamento —Henrik Gibson, interpretado por Andrew Garfield— de un acto grave. Lo que parecía un conflicto profesional se vuelve personal, porque un oscuro secreto del pasado de Alma amenaza con salir a la luz.
El pulso del #MeToo, la verdad y la duda interior
Lo más potente de Caza de brujas es cómo Guadagnino maneja la ambigüedad. No hay villanos claros ni héroes perfectos; todos los personajes tienen luces y sombras. El guion, escrito por la debutante Nora Garrett, construye situaciones incómodas: cuestiona quién tiene credibilidad, cómo el poder puede silenciar y cómo los silencios del pasado pesan más de lo que crees.
Julia Roberts entrega una interpretación sobria, elegante, but cargada de tensión —esa mezcla de autoridad docente y vulnerabilidad moral cuando lo personal interfiere con lo profesional. Garfield y Edebiri también aportan esa chispa de controversia que necesita la historia. Y hablábamos del director al inicio: Guadagnino ya no se conforma con la belleza visual; busca incomodar, provocar conversación, que la gente salga del cine debatendo sobre verdad, justicia, complicidad.
Trasfondo detrás de Caza de brujas
La película fue presentada en el Festival de Venecia 2025, fuera de competición, y ha generado debates intensos sobre temas de poder académico, consentimiento y revictimización. Guadagnino lleva tiempo moviéndose entre estéticas muy diferentes (Suspiria, Rivales, I Am Love) pero Caza de brujas marca un punto de inflexión: vuelve sus ojos hacia contextos que hieren, hacia lo institucional, hacia lo moral. El título original After the Hunt ya sugiere cacería, acusación, persecución moral. Y la película usa el campus universitario como microcosmos: ese espacio que idealmente debería ser de aprendizaje se vuelve un espacio donde los silencios, las acusaciones, la reputación y los secretos pesan tanto como los libros.
¿Por qué la tienes que ver?
Porque esta no es una película que ves y olvidas. Caza de brujas se siente necesaria. En este momento donde se discuten justicia, poder, testimonios, creencias colectivas, la reputación y el pensamiento crítico, Guadagnino no ofrece respuestas fáciles, sino preguntas que incomodan y te obligan a mirar de cerca lo que creías claro.
Además, el elenco estelar juega a favor: Julia Roberts trae peso, Garfield trae simpatía + sospecha, Edebiri trae frescura generacional. Todo esto con la sensibilidad estética y visual que caracteriza al director: encuadres cuidados, atmósfera que tensiona, luz que oscila entre lo expositivo y lo íntimo.