Productos orgánicos: más caros, pero acaso ¿más saludables también?
Actualmente hay un boom por healthy lifestyle, productos como el kéfir o la kombucha, gluten free y keto, están ganando terreno en el mercado y los alimentos orgánicos no se quedan atrás, pero ¿De qué van estos productos?
Pues bien, un alimento orgánico es aquel resultante de un proceso agrícola y ganadero más amigable con el medio ambiente, es decir, se cultivan, crían y procesan únicamente con métodos naturales.
En el caso de frutas y verduras, no se utilizan fertilizantes químicos, semillas transgénicas o aguas residuales, mientras que en la ganadería no se le administran hormonas, anabólicos o antibióticos a los animales y por último, en alimentos procesados no se añaden conservadores ni aditivos; pero la pregunta es ¿Realmente son más saludables que los productos convencionales? Muchas veces se piensa que contienen mayor cantidad de nutrientes o que consumirlos traerá beneficios adicionales a la salud, para conocer esta respuesta nos dimos a la tarea de buscar evidencia científica que ampare o desmienta esta premisa y esto fue lo que encontramos:
En una revisión sistemática realizada por Smith-Splanger et al., arrojó como conclusión que no existía evidencia fuerte de que los alimentos orgánicos fueran significativamente más nutritivos que los convencionales, lo único que se pudo identificar es que con los orgánicos se reducía la exposición a residuos de pesticidas y bacterias resistentes a antibióticos.
Otra revisión sistemática reciente, realizada en 2020 por Vigar et al., tomó como base distintos estudios, en varios de ellos se observaban beneficios de salud demostrables de acuerdo con el nivel de consumo de alimentos orgánicos. Sin embargo, los estudios observacionales tienen poco peso como evidencia confiable y además en estos estudios el consumo de alimentos orgánicos venía acompañado de prácticas más saludables en hábitos alimenticios y menores niveles de sobrepeso u obesidad, los cuales muy probablemente interferían con los resultados positivos. Esta revisión también consideró ensayos clínicos en donde los resultados positivos fueron muy limitados y casi exclusivamente en el tema de la exposición a pesticidas, justo como la revisión anterior.
Por último, Magkos et al. concluyeron de igual forma, que la “evidencia” actual era inadecuada para adjudicar beneficios o concentraciones mayores de todos los nutrientes a los productos orgánicos comparados con los convencionales y que una dieta bien balanceada puede mejorar la salud sin importar si los alimentos son orgánicos o convencionales.
Lo que no necesita estudiarse para tener evidencia fuerte es el hecho de que estos productos suelen tener un precio muy superior a los productos convencionales por ejemplo: la milanesa de pechuga de pollo, 900 g de este producto orgánico se venden en $269.00 versus los $129.00 que cuesta un kilo del producto convencional, otro ejemplo, 12 piezas de huevo orgánico se venden en un precio de $66.50 mientras que 30 piezas de huevo fresco ostentan un precio de $66.00, es decir, ¡más del doble de producto por el mismo precio!
Ahora, cada uno tiene su criterio y es libre de decidir sobre los productos que consume o no, lo que sí queda muy claro es que la alimentación a base de productos orgánicos no es para cualquiera y se debe tener cierto poder adquisitivo para poder sustentarla.
Habrá personas para las que valga la pena consumir productos orgánicos y exponerse a una menor cantidad de fertilizantes y está bien y es muy respetable, pero de eso a que contengan mayor número de nutrientes que los productos convencionales pues ahora ya sabemos que no hay evidencia fuerte que lo sustente y que si esa es la razón para tener una dieta orgánica entonces se está desperdiciando cabalmente el dinero.
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