OMA: el omakase más íntimo de la CDMX
Entrar a OMA no es como entrar a cualquier restaurante en la Ciudad de México; es como atravesar una puerta secreta que te lleva directo a Japón, pero con alma mexicana. El restaurante está escondido dentro del Four Seasons CDMX, y desde que te sientas en su barra de apenas 8 lugares, sabes que estás por vivir algo íntimo, casi ritual.
La iluminación es tenue, con reflejos que recuerdan la bioluminiscencia del mar. El diseño –hecho por Ezequiel Farca Studio– juega con piedra volcánica y madera cálida, como si estuvieras en una cueva submarina elegante. Todo se siente silencioso, cuidado, pensado para que nada te distraiga del verdadero protagonista: la experiencia omakase.
El ritual del sake y los primeros sabores
El chef Abraham López y su equipo te guían por un ritual gastronómico que puede extenderse desde 13 hasta 21 tiempos, según la sesión (comida o cena).
El viaje arranca con un gesto sutil pero poderoso: una pequeña copa de sake. El chef te explica que es para abrir el apetito y predisponer los sentidos. Puedes probar desde perfiles dulces y semidulces hasta secos y semisecos, y con cada sorbo entiendes que aquí nada es casualidad; todo tiene un propósito.
El primer bocado es inesperado: una ensalada de papa estilo japonés con salsa tonkatsu. Simple, reconfortante, pero con un punch umami que te engancha. Es como un recordatorio de que hasta lo cotidiano puede transformarse en arte culinario.
Nigiris, sashimis y fuego
Después llega el desfile de piezas: sashimis fresquísimos –sahuara, buri, hamachi, atún rojo– servidos con tares hechos en casa, cada uno distinto y diseñado para resaltar, nunca opacar. El chef utiliza técnicas como el Edomae tradicional o el aburi (un flameado ligero) que libera aromas ahumados irresistibles. También hay piezas pochadas, delicadas, casi etéreas.
Cada nigiri es un mundo: el arroz a la temperatura exacta, la presión de los dedos del chef calibrada con precisión, y ese toque de salsa o cítrico que hace que todo explote en boca. Y mientras comes, el chef va contando la historia de cada ingrediente, de dónde viene la pesca –90% nacional– y por qué eligió prepararlo de cierta manera.
Un menú que late entre Japón y México
Lo que más sorprende es la manera en que OMA une dos mundos: las técnicas ancestrales japonesas con ingredientes mexicanos. Aquí no hay show innecesario; hay respeto, equilibrio y un amor profundo por el producto. Y aunque algunos insumos viajan desde Japón (como el wagyu A5 o el wasabi fresco), el corazón del menú se alimenta de lo que ofrecen las costas mexicanas.
Reservar en OMA: una experiencia que vale cada segundo
OMA no es un lugar para improvisar; hay que reservar con tiempo porque el cupo es muy limitado. Los menús varían: en la comida suelen ser 13 tiempos, mientras que en la cena pueden ser hasta 21. El rango de precios ronda entre los $2,600 y $3,200 MXN por persona, más el maridaje de sake si decides dar ese salto sensorial extra.
Oma: Por qué debes vivirlo
OMA no es solo un omakase más en la CDMX. Es un recordatorio de que comer puede ser un acto de meditación, de conexión con el presente y de celebración de la simplicidad. Si amas la comida japonesa o simplemente disfrutas descubrir experiencias únicas, este lugar va directo a tu lista de “imperdibles”.
✨ Consejo foodie: Ve con la mente abierta y sin prisa. Aquí no se trata de llenarse, sino de dejarse llevar por el ritmo de cada bocado.