Fiorella Samara: pasta, pizza y puro amor
Hay comidas que te llenan… y otras que simplemente te abrazan. Así fue mi experiencia en Fiorella, este pequeño paraíso italiano ubicado en Samara Satélite, donde la pasta se sirve con generosidad, las pizzas llegan crujientes y perfumadas, y los postres te hacen suspirar como si estuvieras en Roma viendo el atardecer.
Por: El Poderoso Dave
Desde que entras, todo en Fiorella grita calidez: iluminación íntima, decoración acogedora y ese aroma a masa recién horneada que se mete directo al corazón. Y cuando la comida comienza a llegar, sabes que tomaste la mejor decisión de tu día.
Abrimos la noche con una joya cremosa: el Queso Brie al Horno.
Dorado por fuera, suave y derretido por dentro, llega acompañado de pan crujiente para untar. Un bocado y ya estás en modo “esto va a estar buenísimo”.
Después llegó el Penne Alfredo con trufa blanca y pollo.
La pasta estaba en su punto perfecto, cremosa sin empalagar, con ese aroma inconfundible de la trufa que le da un giro sofisticado al clásico comfort food. Cada tenedor era como una cucharada de felicidad.
Y como si no fuera suficiente amor, llegaron las pizzas.
La de 4 Quesos es un homenaje a lo que amamos del queso: intensidad, untuosidad y ese sabor que se queda contigo. Pero la sorpresa real fue la pizza de Queso de Cabra con Higo y Prosciutto. El balance dulce y salado, la textura del higo, lo crujiente del prosciutto, lo suave del queso… Es poesía hecha pizza.
Y para cerrar (porque no podíamos no hacerlo), dos postres que nos dejaron sin palabras.
Primero, el clásico Tiramisú —suave, con ese sabor a café profundo y un toque de licor que lo hace adictivo. Pero el aplauso más fuerte se lo llevó el Soufflé de Pistache: esponjoso, aromático, dulce en su justa medida, y con un corazón tibio que se derrite como tus ganas de seguir comiendo. Literal, de los mejores postres que he probado en el año.
Fiorella no solo alimenta. Fiorella enamora.
Es perfecto para una date romántica, una tarde con tu mamá o simplemente un día donde necesitas recordarte que mereces cosas ricas. El servicio es cálido, el ambiente íntimo y relajado, y cada platillo se nota hecho con amor, de ese que no se improvisa.
Así que si estás en Satélite y necesitas una dosis de Italia en tu vida: ve a Fiorella. Y si no estás cerca… créeme que vale la pena el viaje.