Rulfo CDMX: el nuevo menú que sorprende
Dentro del Hyatt Regency en Polanco, Rulfo CDMX presenta un nuevo menú de la mano del chef Jorge Cobos. Con experiencia en hoteles de lujo y técnica fina, Cobos trae una propuesta fresca: platos que combinan tradición latina con vibes modernas. Todo está pensado para ser sabroso, visualmente cool y sin vueltas innecesarias.
Rulfo CDMX: el inicio con frescura y pan épico
El mocktail de limón con pepino es como un respiro verde. Tiene lo justo de dulzura para no empalagar, un ácido chispeante del limón y la frescura herbal del pepino. Lo mejor es su espuma ligera: cada trago te deja la boca limpia y lista para comer más.
El pan de masa madre con mantequilla noisette y nibs de cacao fue un highlight. La corteza sonaba crunch al romperla, y adentro estaba esponjoso, casi como nube. La mantequilla tenía ese saborcito a nuez dorada, un poquito salada, y los nibs de cacao daban mordidas crujientes y amargas que rompían lo cremoso. Honestamente, era imposible parar de untar.
Rulfo CDMX: de bocados curiosos a hits de queso
El amuse bouche parecía sencillo, pero traía su sorpresa. Base de aguacate suave y fresco, sobre una masa que no era tan crocante, más bien blanda. Estaba montado sobre granos de café tostado; probamos uno sin querer junto al amuse y el resultado fue loco: el amargor del café chocó y luego se mezcló con la frescura del aguacate, creando un contraste inesperado que funcionó.
La provoleta grilleada es fan service para lxs que amamos el queso. Llegó doradita, con bordes caramelizados por el grill y un centro fundente. La salsa de tomate encima añadía acidez fresca y los vegetales daban un respiro jugoso. Es de esos platos que se sienten comfort food pero con un twist más fino.
Platos intensos que prenden la mesa
Las mollejas olían a gloria desde que tocaron la mesa: parrilla, ahumado, grasa bien tratada. Al morderlas, eran suaves y cremosas, con un borde crunchy que recordaba al carbón. El cremoso de maíz era dulce, sedoso y abrazaba el sabor fuerte de la molleja. Unas gotas de limón lo equilibraban todo con acidez brillante.
El aguachile de mango fue pura adrenalina. Entra primero el picor del chile serrano, intenso, y luego llega el golpe ácido que te hace salivar. El mango se mete con su dulzor jugoso y baja el fuego sin apagarlo. Aguacate, pepino y cebolla morada completan la mezcla, cada bocado es fresco pero enchilado. Sí, sudamos un poco, pero no pudimos parar.
El taco de pesca blanca fue clean y contundente. La tortilla firme aguantaba todo, el pescado empanizado estaba crocante por fuera y suave por dentro. La col aportaba frescura y crunch, mientras la salsa tenía un picor que sorprendía —y sí, se agradece en Polanco. Un taco honesto, directo y sabroso.
El lomo de res gritaba otoño. Carne jugosa, bien sellada, con almendras tostadas que daban un crunch inesperado. El cremoso de coliflor era suave y neutral, mientras que el camote con notas de brasa aportaba dulzor ahumado. Cada bocado era cálido, lleno de capas y texturas.
Postres que cierran con hype
El sorbete refrescó todo: ácido, ligero, nada empalagoso. Después, el tres leches fue la estrella: bizcocho húmedo, esponjoso y dulce en la medida. La crema de ron estaba balanceada: apenas alcohólica, cremosa y suave. Con café americano, fue el dúo perfecto. Y al final, los petit fours de alfajores cerraron con crocante y relleno dulce que te dejan feliz sin sentirte cargadx.
La vibra de Rulfo CDMX
El nuevo menú de Rulfo CDMX no se complica: trae sabores latinos directos, técnicas bien aplicadas y contrastes que sorprenden. Jorge Cobos arma un recorrido que va de lo refrescante a lo intenso, de lo suave a lo crunchy, y de lo ácido a lo dulce. Es un menú que se disfruta fácil, pensado para compartir con amix, para datear o simplemente para vivir una comida rica en Polanco.