Wild Honey Lanza Morir en Otra Habitación
Amigxs cuando piensan en los momentos más importantes de su vida, seguro que se te vienen a la mente esos eventos que, de alguna manera, te marcan. Puede ser una mudanza, el nacimiento de alguien especial, o esos discos que has ido creando con el paso del tiempo.
Como dice Guillermo Farré, el alma de Wild Honey: «Grabar un disco es como sacar una foto de un momento concreto de tu vida». Y la verdad es que tiene todo el sentido. Los discos no son solo canciones, son como un pedazo de tiempo congelado. Como esas fotos viejas que guardas en una caja o esas charlas épicas en los chats de grupo. Son algo que pasó, pero que sigue ahí, guardado en un rincón de tu mente, esperando a ser revivido.
Wild Honey lo tiene claro. Después de Ruinas futuras (2021), un disco que llegó como una mezcla de esperanza y caos durante la pandemia, ahora nos trae Morir en otra habitación. Y, te digo, este mini-álbum es una joyita. Tiene algo que te atrapa, como si las canciones te abrazaran con sus letras tan llenas de emoción y una producción que te hace sentir como si estuvieras viviendo el momento junto a él.
La Muerte, La Vida y Lo Frágil que es Todo
Han pasado más de tres años desde que Guillermo Farré, el genio detrás de Wild Honey, nos dejó Ruinas futuras. Ese álbum fue uno de los más importantes de 2021 porque capturó el cambio en Farré al convertirse en padre, todo mientras el mundo lidiaba con la pandemia. Era una mezcla rara entre lo personal y lo global, como si él estuviera abrazando su nuevo rol mientras todos tratábamos de adaptarnos a una nueva realidad.
Pero ahora, con Morir en otra habitación, el tono cambia un poco, o mejor dicho, se profundiza. Este disco tiene que ver con un duelo personal: la muerte de su padre. Y, claro, eso lo cambia todo. La muerte es un tema que rara vez se toca en la música pop. Todo el mundo prefiere hablar de amor, de desamor, de fiestas… pero aquí estamos con un álbum que nos muestra un dolor tan crudo como bello, una introspección que no todos se atreverían a compartir.
Y aunque hablar de muerte suene algo pesado, el disco tiene algo de luz. Es como esas personas que, aunque están pasando por momentos difíciles, encuentran un rayito de sol en medio del lío. Porque, como él mismo dice en una de las canciones: «aludes a cámara lenta». Y es que, al final, la música tiene esa magia de transmitir emociones de una manera única. Aunque el tema sea denso, la forma en que lo presenta hace que todo fluya.
El Arte de Capturar Momentos
Las canciones de Morir en otra habitación tienen algo especial. No son solo notas y letras, son como momentos congelados en el tiempo, como esas fotos que tomas sin pensarlo en un viaje o en una fiesta que nunca olvidas. Cada canción tiene esa fragilidad que te hace sentir como si estuvieras espiando un pedazo de su vida, pero al mismo tiempo te invita a conectar con tus propios recuerdos y emociones.
¿Qué hace que este mini álbum de 5 canciones sea tan bueno? es justo lo íntimo y lo universal. Farré sabe balancear lo personal con lo colectivo de una manera muy sutil. Aquí no hay pretensiones de hacer algo grandioso, solo es un reflejo de lo que ha vivido, una especie de testimonio sonoro de un momento particular en su vida que, al final, puede resonar con cualquiera.
Al escuchar este mini álbum sentirás una mezcla de emociones encontradas: melancolía, nostalgia, fragilidad, pero también belleza. Cada canción te lleva por diferentes lugares. A veces te sientes pequeño, casi como si fueras a quebrarte, pero en otros momentos te das cuenta de que hay algo hermoso en esa fragilidad. Como si el dolor mismo tuviera algo de poesía, algo difícil de explicar pero que, de alguna forma, te llena el alma.
Y es que las canciones de Wild Honey nunca se quedan en lo superficial. Son más que melodías que suenan de fondo. Si te pones a escucharlas con calma, te dicen mucho más. Te cuentan historias, te hacen pensar en todo lo que has vivido y lo que aún está por venir.
Una Producción que Abraza
Además, no solo son las letras, la producción de Morir en otra habitación también es impresionante. No es de esas producciones rimbombantes que tratan de llamar tu atención, sino que es sutil, pero con un poder que te atrapa sin que te des cuenta. Los arreglos, la instrumentación cuidada, los sonidos suaves… todo está pensado para acompañar el mensaje de las canciones.
Lo que me parece más interesante de Morir en otra habitación es cómo captura lo cotidiano con una sensibilidad brutal. Las canciones no tratan de grandes eventos, sino de esos momentos pequeños de la vida diaria que, cuando los miras bien, son los que realmente importan.
Cada canción es una suerte de instantánea, como esas fotos que tomas sin pensar mucho, pero que después, al verlas, tienen un significado profundo. Farré captura esos momentos con una naturalidad conmovedora, casi como si te estuviera invitando a entrar en su mundo y ser parte de su proceso de sanación.
Al final, lo más bonito de este disco es que, aunque trae dolor, también tiene una sensación de esperanza, de luz. Y si lo piensas bien, eso es lo que la música siempre nos da.
Así que si aún no lo has escuchado, ¿Qué estás esperando? Ponte los audífonos, cierra los ojos, y deja que cada canción te lleve a un lugar que solo tú sabes cómo describir.