Xoloitzcuintle, el perro guía de los muertos, origen y curiosidades
El xoloitzcuintle es un perro muy famoso en las leyendas prehispánicas y en el día de muertos. Es un perro, que también es conocido como Xolo, es un perro sin pelo, de piel muy suave, puede ser de color negro, gris, rojo o hasta rubio. De personalidad tranquila y alegre siempre esta alerta de lo que ocurre a su alrededor, pero cariñoso con su familia.
Este perro data de mucho tiempo atrás, ya que su nombre significa “perro dios”, ya que, según la leyenda sobre el Mictlán, ellos eran los encargados de guiar a las almas a pasar por el río que atraviesa a la ciudad de los muertos. Pero si en tu vida llegaste a maltratar a un perro, ellos se negarían y te quedarías atrapada en el infierno según la leyenda azteca, especialmente en el primer piso donde abundaban ellos.
Una de las cosas más curiosas que a lo mejor no sabías del Xolo, es que el color de su piel dependía mucho al momento de guiar el alma del muerto, si el perro era de un color demasiado oscuro, significaba que ya no podía guiar más a los muertos, ya que se había sumergido más de lo que debería haberlo, y si era de un color muy claro, como un color oro, era porque todavía muy joven para guiar a los muertos. Hasta en el Mictlán se tiene que escoger cuidadosamente de un buen perro guía para poder llegar hasta el final.
En la mitología mexica, Xólotl era el dios de la transformación, de los gemelos o lo doble, la oscuridad eterna, etc., haciendo que el perro tendría más de 7000 años de antigüedad, haciéndola una de las razas más antiguas.
El perro es venerado y considerado como un animal espiritual, es un animal que estuvo casi extinto en la colonización y tuve que refugiarse para poder sobrevivir.
Se decía que las manchas en su piel presentaban que ya habían servido de guía a las almas que vagaban por el inframundo según la leyenda. Puedes encontrar retratos, figuras sobre los perros xoloitzcuintles en el Museo Dolores Olmedo, recintos ubicados al sur de la Ciudad de México, en la alcaldía Xochimilco, alojado en la Hacienda La Noria, junto con otros retratos de artistas muy importantes como Diego Rivera y Frida Kahlo.