El morado como emblema en la batalla por la igualdad de género
Como cada año, el 8 de marzo llega para recordarnos la importancia de la lucha por la igualdad de género. Es ese día en el que ponemos en alto el papel fundamental de las mujeres a lo largo de la historia y su incansable batalla por alcanzar la equidad. Y dentro de este movimiento, un color ha surgido como un poderoso símbolo: el morado.
De acuerdo con el libro «Los colores de la inclusión» elaborado por Yo También A.C., el Museo Memoria y Tolerancia, la Universidad Iberoamericana y PPG Comex, el color púrpura o morado ha estado vinculado a las élites políticas y económicas desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna. En aquellos tiempos, obtener el tinte morado era extremadamente costoso, lo que limitaba su uso a las familias de la realeza, convirtiéndolo así en un símbolo de poder y estatus social.
Pero su relación con el feminismo tomó fuerza en 1911, durante el trágico incendio de la fábrica Triangle Waist Co. en Nueva York, donde la mayoría de las víctimas eran mujeres. Se dice que el cielo se tiñó de humo morado, recordándonos la injusticia vivida por esas trabajadoras.
Este color se convirtió así en un emblema de la lucha feminista, simbolizando la soberanía, libertad y dignidad de las mujeres. Desde entonces, ha sido utilizado en carteles, mantas y objetos por grupos feministas en todo el mundo, incluyendo nuestras marchas aquí en México.
En nuestro país, donde más de la mitad de la población son mujeres, la lucha por la igualdad de género adquiere una relevancia especial. Con un alarmante 70% de mujeres que han experimentado algún tipo de violencia o discriminación, el morado nos recuerda la urgencia de seguir adelante en esta lucha.
Aunque hemos logrado avances significativos, aún queda mucho por hacer. La demanda de derechos para mujeres de todas las edades sigue siendo una prioridad en todas las esferas de la vida. Pero mientras tanto, el morado persiste como un símbolo de reconocimiento para todas aquellas mujeres que han luchado y como un faro de esperanza para quienes continúan buscando un mundo más justo y equitativo.
En este 8 de marzo, celebremos la fortaleza y la resiliencia de las mujeres, recordemos a quienes han luchado antes que nosotres y renovemos nuestro compromiso con la igualdad de género. Porque juntxs, en solidaridad, podemos seguir cambiando el mundo.