Los Maromeros En El CENART
Amix, si están buscando una experiencia que les mueva el alma y les vuele la cabeza, Los Maromeros es la respuesta. Esta obra no es cualquier puesta en escena, es el reflejo del universo interno de muchas de nosotres, y viene directo del corazón creativo de Verónica Musalem, una crack del teatro mexicano que lleva más de 30 años rompiéndola en la escena. La neta, esta es de esas historias que se sienten como un abrazo en medio del caos. Y si no quieres perdértela, quédate porque te traigo los detalles.
El ritual de lo íntimo
Además, lo que hace tan especial a Los Maromeros es que no se queda en el drama o en el espectáculo. Al contrario, es una mezcla loca y mágica de lo real y lo onírico, como si te metieras en un sueño con un soundtrack místico de la Sierra de Oaxaca, con luces que parecen salidas de otro plano y vestuarios que cuentan historias por sí solos. O sea, todo el diseño escénico —hecho por Alain Kerriou, Edyta Rzewuska y Alberto Santiago— está tan bien pensado que se convierte en otro personaje.
Lo femenino como resistencia
Por otro lado, esta obra no solo cuenta la historia de una mujer en crisis. Es un grito feminista que habla desde lo más humano: del dolor, del cambio, del querer reencontrarse con una misma cuando todo se está cayendo a pedazos. Musalem creó un espacio donde la memoria, la identidad y la magia se cruzan, y eso nos da la oportunidad de vernos reflejades ahí, sin filtros ni máscaras. Un verdadero viaje de autoconocimiento.
Un legado que trasciende
Igualmente, hay que decirlo: Verónica no es solo una escritora, es una creadora de mundos. Su trabajo ha viajado más que muchos de nosotres —de México a París, Nueva York, Chile y hasta Australia— llevando con ella historias profundas y potentes. Los Maromeros es parte de su Trilogía de la Sierra, junto con Los Caminantes y Los Errantes, tres piezas que nos recuerdan que lo ancestral y lo contemporáneo no están peleados, más bien se abrazan.
No te la pierdas
Finalmente, Los Maromeros se presentará del 3 de mayo al 7 de junio en el Foro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (CENART). Así que no hay excusa, amix. Vayan, lloren, rían, cuestionen todo y abrácense con lo que son. Porque este teatro, más que entretener, nos invita a sanar. Checa más info en: CENART