Alimentación intuitiva: La dieta de la no dieta
“La dieta de la no dieta” o sea ¿cómo? ¿es o no es una dieta? bueno antes que nada debemos aclarar el concepto de dieta, la cual se compone de todos aquellos alimentos y bebidas que ingieres en un periodo de tiempo, independientemente de que sean saludables o no tan saludables, frutas, verduras y carnes, refrescos, leche, etc., y por otra parte está el concepto de plan alimenticio el cual ya es una pauta de alimentación determinada donde se prescriben porciones, alimentos y bebidas con un objetivo específico. Una vez aclarado esto podemos concluir que todos tenemos una dieta, pero no todos seguimos un plan de alimentación, aunque comúnmente el decir “estoy a dieta” representa seguir un plan determinado.
La alimentación intuitiva es un concepto que propusieron dos nutricionistas estadounidenses que nos habla de no seguir como tal un plan alimenticio para mantener un buen estado de salud y control del peso o composición corporal, sino que se basa en un principio mucho más simple: comer al tener hambre, dejar de comer al sentir saciedad, punto. Suena bastante lógico e incluso obvio, pero si nos ponemos a analizar realmente el concepto podemos darnos cuenta que a veces comemos sin hambre o seguimos comiendo a pesar de sentirnos saciados, y es que hay un montón de factores psicológicos y culturales alrededor de la comida, por ejemplo, el clásico “tantos niños en África que no tienen que comer y tú desperdiciando la comida” que nos aplicaron nuestros padres o abuelos para obligarnos a terminar totalmente el plato, o cuando tienes un break-up/pelea con tu pareja y te sientas a comer un bote de helado o un pastel o postre que te haga sentir bien, incluso el simplemente asistir a una fiesta y que a pesar de que ya hayas comido vuelvas a hacerlo porque decir que no sería grosero o una falta de educación.
Lo que busca la alimentación intuitiva es guiarse por el instinto en cuándo, cuántos y qué alimentos vamos a consumir para así olvidarnos de intentar realizar dietas milagro que provocan ese sentimiento de restricción e incluso de culpabilidad al consumir tales o cuales alimentos. Estas dietas también se asocian con pérdida de control al consumir alimentos en periodos determinados, como el típico “cheat meal” comúnmente utilizado en el ámbito del fitness, que puede provocar ansiedad, estrés y un atracón que en vez de ser un cheat meal (es decir, un solo platillo) sea un cheat weekend completo.
Esto se puede ver en una investigación realizada por American Journal of Health Education, los resultados mostraron que aquellos que tuvieron puntuaciones más altas en un test de alimentación intuitiva tenían menor índice de masa corporal y desórdenes alimenticios.
Pero alimentación intuitiva tampoco significa comer lo primero que te encuentres o vivir a base de algún alimento en específico, sino que se habla de utilizar el raciocinio para identificar y elegir en primer lugar, los alimentos que van a nutrirnos y satisfacer nuestras necesidades y en segundo, saber cuando estamos realmente satisfechos y dejar de comer.
Otro concepto interesante de este tipo de alimentación radica en “honrar al hambre”; actualmente tenemos un pánico terrible a sentir hambre tanto así que incluso llegan a prescribirse planes alimenticios de hasta 7-8 comidas por día o comidas cada 3 horas para evitar sentir hambre, pero ¿realmente sentir hambre es tan malo? El hambre es más bien una forma natural en la que el cuerpo busca mantenerse en estado óptimo de salud y obtener la energía que necesita, por lo que en realidad no debería ser un concepto que quisiéramos evitar a toda costa, sino al contrario debería ser algo que buscáramos porque seamos honestos ¿hay algo más rico o placentero que comer cuando sentimos mucha hambre? Apostaría a que esto se encuentra dentro de las sensaciones favoritas de las personas, aunque nunca lo hayan analizado.
Aquí te dejo algunos principios para llevar a cabo exitosamente la alimentación intuitiva:
- No tener una mentalidad de seguir tal o cual “dieta”, sino dejarnos llevar por nuestras sensaciones.
- No tener miedo a sentir hambre sino identificarla como una señal permisiva de comer.
- No tachar alimentos de buenos o malos sino tener una buena relación con todo tipo de alimentos en cantidades adecuadas.
- No emitir juicios sobre si por consumir algunos alimentos estamos haciendo algo bueno o malo y eliminar la culpa.
- Estar plenamente conscientes de cuáles son los alimentos que van a contribuir a un buen estado de salud y a sentirnos bien y cuáles otros son aquellos gustos que nos podemos dar de forma más esporádica.
- Comer con calma y disfrutar de los alimentos, poner atención y permitir que el cuerpo emita la sensación de saciedad.
- Además, es importante no tratar de gestionar nuestros sentimientos a través de la comida o relacionarla con ciertas emociones positivas o negativas.
- Tomar la actividad física como una forma de celebrar lo que el cuerpo es capaz de hacer y no como un castigo por haber comido determinado alimento.
- Por último, uno de los puntos más importantes es respetar la saciedad y preguntarnos si en verdad todavía sentimos hambre o si es totalmente innecesario seguir consumiendo alimentos.
La alimentación intuitiva suena fácil en teoría, pero en la práctica es más difícil de lo que pudiera pensarse, se requiere un proceso de educación en buenos hábitos alimenticios y de estilo de vida que a la larga nos hagan tomar mejores decisiones con respecto a nuestra salud y las implicaciones de esto a largo plazo, aunque uno de sus beneficios indudables es la salud psicológica al no tener estrés o ansiedad por la comida.
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