Memo Martínez: Creatividad en Movimiento
- Por: El Poderoso Dave
- Talento: Memo Martinez @memo.mtz
- Producción: Melissa García @smelissgarcia / @nan_santander
- Talent Manager: Nancy Santander @nan_santander
- Foto Fija y Video: Diego Bohemio @bohemiodanza
- Styling: Nathalia Burruel @nathaliaburruel
- Agencia: Qrew by Queta Rojas @qrew.mx @quetarojas
Memo Martínez, bailarín y coreógrafo de renombre internacional, ha forjado su camino en la industria del entretenimiento con disciplina y pasión. Su trayectoria lo ha llevado a trabajar con los nombres más grandes del espectáculo, pero lo que lo distingue es su profunda conexión con la espiritualidad y su capacidad para superar los retos más difíciles de su carrera. En esta entrevista, Memo comparte con nosotros los momentos clave que han definido su carrera y su vida, y cómo ha encontrado equilibrio en un mundo tan competitivo.
¿Qué te decía tu familia cuando empezaste?
Me han apoyado muchísimo. Lo único que me pedían era que no descuidara la escuela, o sea, que mantuviera los promedios más altos. Era bien matado, y era como mi única salida, pues podía hacer lo que quería con el baile, pero también debía mantener mis compromisos con mis estudios. Siempre me apoyaron. Me siento muy afortunado.
Ahora que te ven con estas personalidades, ¿qué te dicen?
Pues, creo que siempre han sido un gran apoyo para mí, y siempre han creído en mi talento y en mi trabajo. Pero creo que hasta que empecé a trabajar con grandes personalidades y en grandes producciones fue cuando se relajaron y entendieron que realmente hay futuro en esto, no solo moral sino también personal. Ahora entienden que la industria es gigante, y que lo que aprendo en cada proyecto abre nuevas oportunidades. Están muy emocionados y orgullosos de lo que hago, aunque a veces ni les cuento todo lo que estoy haciendo. Pero siempre están al pendiente, tranquilos porque saben que estoy haciendo lo que amo.
Platícame, ¿qué papel ha jugado la espiritualidad en tu vida como coreógrafo y bailarín, y cómo te ha influenciado en los momentos más desafiantes de tu carrera?
Creo que una de las cosas más difíciles que aprendí fue a entender que cuando no hay trabajo, cuando las cosas van lentas, es porque se está preparando una subida. Entonces, en esos momentos me reconecto conmigo mismo, con mi espiritualidad, y me doy cuenta de que lo que estoy haciendo tiene un propósito mayor. No importa si estoy en un momento increíble o en un bajón, he aprendido a no dejarme llevar por las circunstancias, a confiar en que las cosas mejorarán y a mantener la calma. Esa conexión conmigo mismo y con el universo me ha dado mucha paz y confianza para seguir adelante.
¿Cómo llegaste a Los Ángeles?
Llegué por medio de un programa de MTV llamado «America’s Best Dance Crew,» que es un reality de competencia de danza. Participé con mi grupo y fuimos el primer grupo mexicano en estar en ese programa. Fue un proceso de selección muy fuerte, pero ser parte de eso me abrió los ojos a cómo funciona la industria, y me di cuenta de que sí podía vivir de esto. En ese momento estaba estudiando ingeniería en el Tec de Monterrey, pero decidí dejarlo todo y lanzarme por completo a la danza. Fue un riesgo enorme, pero valió la pena.
Mirando un poco hacia atrás, ¿cuál ha sido el momento más significativo de tu carrera hasta ahora?
Uno de los momentos más importantes fue cuando audicioné para el show de Las Vegas de Jennifer López. Había como 500 personas, y al final solo quedaron 10. Ser el único mexicano y saber lo que eso representaba para mi comunidad fue muy fuerte. Además, cuando mi familia vino a verme en Las Vegas fue algo muy especial. Habían visto mis videos, pero nunca me habían visto en vivo en un escenario de esa magnitud. Tener a 16 de mis familiares ahí fue increíble, y fue un momento que nunca olvidaré.
¿Alguna vez te imaginaste que ibas a estar trabajando con este tipo de artistas?
No, la verdad no. Al principio no veía ese futuro para mí, porque no conocía la industria. Cuando empecé a entrenar en Monterrey, mi meta era competir y ganar becas, no veía más allá de eso. Pero una vez que llegué a Los Ángeles y empecé a trabajar de forma profesional, me di cuenta de lo grande que era esta industria y de que sí era posible. Aunque me costó trabajo creerlo al principio, con el tiempo todo se fue acomodando.
¿Hay alguna colaboración o experiencia que, aunque haya sido exitosa, te haya dejado un sentimiento de nostalgia o melancolía?
No tanto melancolía, pero sí me ha tocado experiencias donde siento que falta una apreciación al artista, especialmente cuando regresé a trabajar en México. En Los Ángeles hay una unión que protege al bailarín: los pagos son buenos, el trato es de primera, y todo está muy bien organizado. Pero en México me encontré con que esa protección al bailarín aún no está tan desarrollada. Fue un choque al principio, pero con el tiempo aprendí a exigir ese respeto y a valorar mi trabajo.
¿Algún proyecto te ha hecho sentir que ya estás cumpliendo tu propósito en la vida?
Sí, uno de los momentos más fuertes fue cuando trabajé con los mejores coreógrafos de la industria. Ellos ya eran leyendas, y estar ahí, ser elegido entre tantos, me hizo sentir que estaba cumpliendo con mi propósito. También cuando trabajé con Chayanne en un video, fue un momento muy especial para mí, porque crecí escuchando su música, y tener la oportunidad de trabajar con él fue como un sueño hecho realidad.
Con la presión de cumplir las expectativas en proyectos de alto nivel como este en Las Vegas, trabajando con artistas como Bad Bunny y Chayanne, ¿cómo balanceas esa presión creativa con el resto de tus proyectos?
Sí, creo que eso es algo que empecé a aprender sobre la marcha. Al principio, la demanda es mucha, te piden ajustes constantes, solucionar cosas al instante. Pero siento que mi creatividad siempre ha estado «on» debido al entrenamiento que tuve en Los Ángeles, donde tomaba muchas clases y aprendí de diferentes personas. Inconscientemente, tomé muchas notas de cada mundo y cada persona.
Aunque no sabía que estaba listo para enfrentar esos retos, fue hasta que estuve en medio de ellos cuando me di cuenta de que sí lo estaba. Te cuentan cómo es, pero hasta que lo vives, entiendes que los golpes te preparan para seguir adelante. Esto también lo comparto con mis alumnos: no toda mi vida es la danza. Como creativos, somos multifacéticos, podemos nutrirnos de muchas áreas del arte, y trato de que no todo en mis días gire solo en torno a la danza.
Además de la danza, ¿qué tipo de artes plásticas o actividades artísticas te gusta practicar?
Me gusta mucho la guitarra, aunque la practico de forma intermitente. Cuando era chico, en secundaria, estaba en coro y también tocaba guitarra. Aunque no me gusta cantar, estoy entonado. La guitarra me encanta, me ha dado una mayor comprensión de la música, de la producción musical, y me ha nutrido mucho como creativo y bailarín. Creo que tocar un instrumento me ha dado herramientas que aplico en otros aspectos de mi vida creativa.
¿Cómo decides o en qué momento te das cuenta de que puedes ser un maestro y no solo un alumno?
Creo que todos los maestros empezamos siendo alumnos, nadie llega de la nada a ser un buen maestro. Es algo que se pule con la práctica y la experiencia. El sazón de cada maestro es diferente y viene de acuerdo a su recorrido. La primera clase siempre será un reto; nadie sabe cómo dar una buena clase desde el inicio.
La humildad en esas primeras clases es clave, ser honesto con los alumnos y decirles: “Estoy aprendiendo también, pero quiero compartir esto con ustedes”. Es importante comenzar desde un lugar relajado y humilde, porque el ser maestro no se trata de hacer un show o de recibir atención, sino de aprender de los errores y ser mejor con cada experiencia.
Memo Martínez es un testimonio de que la pasión, la perseverancia y la conexión con uno mismo pueden abrir las puertas a oportunidades inimaginables. A través de su carrera, ha demostrado que los sueños se alcanzan cuando se trabaja incansablemente por ellos, pero también cuando se mantiene un equilibrio entre lo profesional y lo personal. Su historia inspira a seguir adelante, a pesar de las dificultades, y a creer que todo lo que vale la pena requiere paciencia y dedicación.