La comida mexicana ¿engorda?
En un país líder en la obesidad en adultos y segundo lugar en niños hace falta preguntarse si es la gastronomía local lo que ha desencadenado esta problemática, y es que además, como nutrióloga, me he topado con muchas personas que no se encuentran convencidas de acudir a consulta nutricional porque seguramente les van a prohibir sus alimentos favoritos. Ellos parecen pensar que los tacos, las enchiladas, el pozole, las quesadillas y otros alimentos típicos mexicanos no tienen cabida en una alimentación saludable.
La buena noticia es que existen muchos alimentos cotidianos en nuestra alimentación completamente saludables y fáciles de adaptar a un régimen alimenticio. La mala noticia es que también existen muchos otros que efectivamente, no es lo más adecuado el consumirlos regularmente. Ante esta polarización, es fácil tachar a la gastronomía mexicana como engordante y poco saludable, sin embargo, existen platillos que contrario a lo que se piensa ofrecen un buen aporte nutricional.
Un buen ejemplo de esto es la tortilla, cuya fama de ser la culpable del aumento de peso y tejido graso es ampliamente conocida, basta con observar a las personas que pretenden reducir su peso corporal o grasa total y no entienden por qué fracasan si “ya dejaron la tortilla”. El problema no es la tortilla en sí, el problema es el exceso de este y otros alimentos y la nula o poca actividad física, en realidad una tortilla de 30 g, digamos la de tamaño estándar, aporta 64 kcal, 1.4 g de proteínas, 0.5 g de grasa, 13.6 g de carbohidratos y 0.6 g de fibra, por lo que es perfectamente posible consumirla dentro de una alimentación balanceada y ¿por qué no? hasta hacerse unos taquitos. Los tacos son otro ejemplo de alimentos satanizados, pero más bien debemos aclarar que en su preparación y el ingrediente principal recae que sean perfectamente saludables o todo lo contrario. Los de tripa, suadero, cuerito y longaniza no son taaaaan buena idea (tristemente) y su consumo debe ser esporádico, pero bisteck, pechuga, filete, nopales o cualquier verdura son super saludables siempre y cuando no estén absolutamente fritos.
Esto mismo aplica para las “garnachas”, por ejemplo: quesadillas, sopes, huaraches, tlacoyos, etc., si son hechos al comal (es decir, no fritos) pueden aportarnos muchísimos nutrientes, desde la misma masa hasta los ingredientes y complementos, por ejemplo, el frijol, haba, queso, nopales, etc., las que sí no son tan recomendables son las gorditas y flautas normalmente sumergidas en cantidades industriales de aceite.
Si hablamos de enchiladas o chilaquiles, también en su preparación recae el valor nutricional, en el caso de las enchiladas se aconseja rellenar de una proteína magra o baja en grasa, por ejemplo, pechuga de pollo o quesos frescos como el panela e insistir en que la tortilla no sea frita durante su preparación. Para la parte de los chilaquiles, podemos hacer una versión igual de deliciosa que la original y mucho más saludable al utilizar totopos horneados o tostados en lugar de fritos, pero créeme cuando te digo que estos dos platillos son super saludables de ser preparados correctamente y que a menudo (por no decir siempre) los incluye en los planes alimenticios de mis asesorados.
Y ahora que se acercan las fiestas patrias también quisiera hablar un poco sobre el pozole y las tostadas. Ambos completamente satanizados, pero ¿sabías que en ambos podemos obtener un platillo perfectamente balanceado?, déjame mostrarte cómo. En el caso del pozole, los carbohidratos los va a aportar la taza de maíz pozolero (1 taza de 240 ml equivale a tres tortillas), las proteínas vendrán a cargo de la maciza de cerdo (eso sí, sin cuerito) o la pechuga de pollo, depende cuál prefieras. Mientras que la parte de las grasas puede provenir de la crema o aguacate si es que acostumbras consumirlos también en este platillo. Además, puedes añadir lechuga, cebolla o rábanos al gusto y ¡boom! Tenemos un gran alimento con los tres grupos de nutrientes principales y perfectamente equilibrado.
Por su parte las tostadas cuando son elaboradas de tinga de pollo o res y tostadas horneadas también son un alimento balanceado, incluso podemos agregar un poco de crema y quesos frescos rallados, una vez más el panela es una gran opción.
La “trilogía prehispánica” (maíz, frijol y chile) que son base de nuestra dieta, son alimentos densos en nutrientes y susceptibles de ser utilizados en distintas formas y platillos, por lo que considero que no es justo culparlos de la epidemia de sobrepeso y obesidad de nuestro país, esto más bien es derivado de la nula actividad física, los excesos y el alto consumo de bebidas azucaradas y productos industrializados, aunque sí tampoco podemos negar que los inventos que se hacen día a día como gorditas de tacos dorados, micheladas de mole, esquites con suadero y demás garnachas que para ser que mientras más grasosas, más sabrosas si tienen un impacto negativo en nuestra salud, pero esto no es la base de la gastronomía mexicana esto más bien entraría dentro de la definición de “excesos”.
Así que ya lo sabes, existen platillos perfectamente saludables y de consumo cotidiano en nuestra dieta, solo basta prepararlos adecuadamente y equilibrar el contenido de sus nutrientes.