Alimentación saludable ¿De verdad es tan cara? o ¿Podemos encontrar alimentos más económicos?
En estos últimos días me he encontrado con algunos comentarios de personas que abandonan sus planes de alimentación debido a que gastan mucho dinero para cumplir con todos los alimentos que les prescriben y normalmente siempre son “superfoods”, alimentos orgánicos, importados, gluten free o alimentos que les hacen creer que casi casi tienen poderes mágicos. Primero aclaremos el punto de que si bien es cierto que algunos alimentos tienen ciertas cualidades (como los alimentos funcionales o los superfoods), ninguno tiene el poder por sí mismo de disminuir la presión arterial, aumentar la masa muscular, disminuir el tejido adiposo, etc., es decir, no por consumir productos libres de sodio, tu presión automáticamente va a disminuir o por consumir tu batido de proteína de suero de leche (que es más bien un suplemento) vas a aumentar tu masa muscular de forma mágica, ojalá todo fuera así de sencillo, pero no lo es… y lo que buscas depende más bien de todo un conjunto de hábitos.
El precio de cierto alimento no garantiza que tu salud va a mejorar automáticamente por consumirlo, pongamos un ejemplo: la sal rosada, que ha tenido boom en estos años y que es cierto que contiene más minerales que la sal de mar, pero la realidad es que ambas contienen minerales y no resulta tan imperativo consumir la rosada, sobre todo si llevamos una dieta saludable y variada, ya que los minerales se pueden obtener de frutas, verduras y alimentos enriquecidos o fortificados; y tomando en cuenta que un kilogramo de sal de mar cuesta $14.65 pesos mientras que 250 gramos de sal rosada tienen un precio de $75.00 sin duda será mejor opción optar por la de mar.
Otro de los alimentos clásicos que se incluyen en los planes nutricionales es el salmón y no se puede negar que el salmón es un excelente alimento y probablemente una de las mejores fuentes de los tan famosos omega 3: EPA y DHA, sin embargo, lo saludable y delicioso de este alimento tiene una relación directamente proporcional con su precio que oscila entre los $300.00 y $500.00 dependiendo de su procedencia y características. Ouch,,, pero la buena noticia es que hay otro alimento con grandes propiedades nutricionales y un buen contenido de omega 3, así como de otras vitaminas y minerales necesarios: las sardinas. Sí, aunque no lo creas, las sardinas tienen un perfil nutricional excelente y el kilogramo tiene un precio de menos de $50.00 ¿Qué más se puede pedir?
Espárragos. Debo admitir que los espárragos me parecen deliciosos, pero pagar $65.00 (en el mejor de los casos) por tan solo 500 g me parece bastante caro considerando que en México tenemos muchas otras opciones de vegetales para complementar nuestra dieta. En realidad, no sé a ciencia cierta si es un alimento comúnmente prescrito por la baja cantidad de calorías que poseen o por la fibra y, por lo tanto, salud intestinal que promueven. Sea por la primera o la segunda razón, hay un “súper alimento” que no le pide nada a los espárragos, el nopal, que no solo posee un contenido calórico menor que el del espárrago (22 kcal en 149 gramos versus 30 kcal en la misma porción de espárragos) sino que además contiene más fibra (3 gramos versus 2.5 de los espárragos), como podemos ver no es tan sustancial la diferencia, lo que sí es sustancial es la comparativa entre precios ya que por un kilogramo de nopal picado pagarías tan solo $29.90.
Un ejemplo más es el yogurt griego. Este alimento ha tenido gran auge en los últimos años debido a su mayor contenido de proteínas y bajo contenido de grasas e hidratos de carbono. Una de las primeras marcas a las que tuvimos alcance en México fue “Fage”, un yogurt griego que al ser importado ostenta un precio alto ya que el bote de 1 kg cuesta $195.00 y aunque en un principio había realmente muy pocas opciones para sustituir con un producto más económico, actualmente ya existen muchas y diversas marcas aunque no todas tienen el mismo aporte nutricional, sin embargo, uno que prácticamente tiene las mismas características nutricionales es el yogurt griego de Kirkland, lo que sí cambia y mucho es el precio ya que este se vende por 2 piezas, cada una contiene 907 g y el precio por ambas es de $187.49, es decir, por un precio similar al de la marca anterior obtienes casi el doble de producto.
Existen muchos otros ejemplos de productos, pero el último que mencionaré es la quinoa, un pseudocereal que también ha extendido su popularidad últimamente y que nadie niega que tenga un buen perfil nutricional, el pequeño problema es que este alimento es originario de Sudamérica y al ser un producto importado su precio al igual que en el ejemplo anterior también es alto. Por 300 g de este producto se pagan en promedio $54.00 y una de las razones por las cuales este producto surgió como “superfood” es la elevada cantidad de proteína y los aminoácidos que ofrece. Digamos que por 100 g la quinoa posee 368 kcal, 6.07 g de grasas, 64.2 g de hidratos de carbono de los cuales 7.0 g son fibra; y 14.12 g de proteína, afortunadamente para nuestro bolsillo nosotros tenemos también un pseudocereal de origen nacional a un precio mucho menor y con un perfil nutricional muy parecido al de la quinoa: el amaranto. Una bolsa de amaranto de 250 g tiene un precio de $27.00 y a granel puede encontrarse mucho más barato, mientras que el perfil nutricional por 100 g es el siguiente: 371 kcal, 7.02 de grasas, 65.3 g de hidratos de carbono de los cuales 6.7 g son fibra; y 13.56 g de proteína. Como podemos ver es muy parecido al de la quinoa y es un producto nacional más económico.
Como puedes darte cuenta no hay un alimento que tenga que ser un imperativo en tu dieta, siempre hay opciones de acuerdo con los gustos, preferencias, posibilidades e incluso antojos de la persona que los consume, solo hace falta comentar esto con tu nutriólogo y ver de qué forma se pueden sustituir.
Por último, hace falta aclarar que sí existen alimentos con compuestos bioactivos que tienen características de interés para la salud humana (comúnmente llamados alimentos funcionales), sin embargo, no deben tomarse como un tratamiento único para una enfermedad sino como un coadyuvante a un tratamiento médico y dietético que puede mejorar en ciertos aspectos la salud de la persona.
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